Si vas a estar fuera unos días y quieres que duren más, ponlos dentro del frigorífico en un recipiente cerrado y cubiertos completamente con sal gorda.
En ocasiones, los guisos tradicionales suelen tener demasiada grasa. Para remediarlo, puede añadir una hoja de col y dejarla cocer un poco más. Esta hortaliza tiene la capacidad de absorber la mayoría de la grasa y, además, le dará a sus guisos un sabor especial y muy delicioso.
Cuando quiera introducir frutos secos o pasas en un bizcocho,recuerde meterlos, horas antes, en una infusión de té fuerte. Éste los ablandará y aportará un sabor inigualable.
¿Te ha sobrado bacalao ya desalado? Podrás aprovecharlo en otra ocasión si lo congelas introduciéndolo en un recipiente hermético al que añadirás un dedo de agua.
Si quieres que la yema de los huevos que vas a cocer quede centrada en la clara, debes utilizar ante todo, huevos muy frescos y debes introducirlos en el agua cuando ésta ya esté hirviendo. Cuécelos el tiempo que necesites. Al cortarlos, verás que la yema está en el centro.
Si utilizas cascaras de cítrico para aromatizar tus postres o para decorarlos y éstas acaban dejando un ligero sabor amargo, pon en práctica este truco: pela el cítrico y corta la cascara a tiritas finas; introdúcelas en una cacerola con agua hirviendo, déjalas un minuto y escúrrelas. Realiza esta operación dos veces más y deja que se sequen sobre papel absorbente de cocina: no volverán a amargar.
¿Quieres que la carne que vas a preparar en la barbacoa tenga un sabor especial? Macérala durante las 24 horas anteriores a su uso, colocándola en un recipiente de cristal o de cerámica, cúbrela con cebolla, riégala con aceite de oliva virgen extra y espolvoréala con un poco de pimienta. A tus invitados, seguro, les encantará.
¿En casa os gusta mucho el aroma del ajo? Si es así, te facilitamos un truco para aromatizar el aceite de oliva: pela y lava dos dientes de ajo bien frescos e introdúcelos en una botella de litro de aceite de oliva virgen; deja que reposen unos días y cuela el aceite. ¡Verás qué delicioso aroma y qué bien aliña tus platos de ensalada, de carne...!
Si eres de las que cuando amasas la masa de una pizza , pastel o relleno , odias que las manos queden pringosas, te proponemos dos trucos que lo evitarán: uno es enharinarte las manos; el otro es amasar la mezcla dentro de una bolsa de plástico. El resultado es óptimo.
Si tus invitados se retrasan y tienes un delicioso «risotto» preparado para ellos, intenta conservarlo hasta su llegada introduciéndolo en el horno, tapado, a temperatura bajísima. Remuévelo con cuidado de vez en cuando. Cuando lleguen, el arroz seguirá estando suelto, jugoso y no se habrá resecado.
¿Quieres aprovechar la pasta sobrante? Guárdala en la nevera envuelta en un paño bien limpio y húmedo. Cuando vayas a servirla, colócalo en un colador sobre una olla de agua hirviendo. El vapor le devolverá la forma, la rehidratará y volverá a quedar jugosa.
Cubre con agua esas patatas peladas que te han sobrado y que no vas a utilizar de momento. Se conservarán en perfecto estado, hasta que las cocines más adelante.
Si quieres que tus manzanas no se arruguen al asarlas, pincélalas con mantequilla o aceite antes de meterlas al horno. Así no sólo estarán ricas, también bonitas.
Si al cortarlo se te ha quedado un fuerte olor en las manos, frótalas con posos de café húmedos y aclara con agua fría. Y para el aliento, mastica manzana, chocolate o perejil.
Cámbialo de recipiente sin rascar el fondo, y añádele una cebolla pelada hasta el final de la cocción. Y si quieres evitar que se te queme, echa una canica de cristal en la cazuela.
Al cocinar pescado suele quedar un fuerte olor en la cocina. Para eliminarlo, pon a hervir un poco de vinagre en una cazuela y verás cómo desaparece enseguida.
¿Quieres conservarlos varios días sin que se se ablanden o se estropeen? Pues toma nota:mételos en un bol con agua muy fría y no olvides cambiarla dos veces todos los días.
Para que las aceitunas se conserven bien, hay que mantenerlas cubiertas con el líquido en el que las has comprado. Si no tienes suficiente líquido, añade agua ligeramente salada. Y si has tirado todo su líquido, introdúcelas en agua con vinagre y un poco de sal. Así las mantendrás deliciosas hasta el siguiente día que quieras comerlas.